martes, 23 de enero de 2018

Parra llega a la meta

Nicanor Parra: «Ahí se quedan: inventen, vivan». Foto tomada de aquí.
Salta en mi celular, al que algunos llaman móvil, la cortinilla con el aviso de que «ha muerto el poeta Nicanor Parra a los 103 años». Imagino la sorpresa que les agarrará a muchos, no por la muerte en sí, que es cosa de todos los días, sino por caer en la cuenta de la edad. Debe de ser casi un récord de longevidad entre los escritores de nuestra lengua, aunque el maestro Juan Filloy (en lo que ahora recuerdo) superó los 105. Y los nonagenarios son, si no legión (que es cifra diabólica), sí unos cuantos. Morirse a esa edad más que morir debería llamarse transitar, alcanzar la cima, traspasar la meta. Aunque la vida es tan corta que todo sabe a poco. 

Cuando, como es el caso, uno emprende el viaje dejando tras de sí (o acaso por delante) tanta vida, no parece peregrino pensar que de algún modo lo que comienza es otra forma de existencia, liberada por fin de las dulces inclemencias del cuerpo, en alguna imaginaria dimensión de la realidad cuyos habitantes transparentes están ahora mismo alertados por lo que se les viene encima: nada menos que un creador de artefactos inmortales, un bromista impenitente, uno de los más grandes prestidigitadores que haya conocida la madre lengua. Cuando se le concedió el Cervantes, aquí dejamos un homenaje de el reconocimiento. Sit terra levis, maestro Parra. Y que no acabe el juego. Ateo Parra, poeta.

(De mi muro de Facebook)

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