lunes, 15 de mayo de 2017

Ciudad


La ciudad que te acoge sin pedir nada a cambio.

La que mezcla tus venas con sus calles repletas de colores, de gente.

La insensata, la brusca, la sucia, la agresiva, la agredida, la misericordiosa, la cruel, la siempre diferente, la brillante, la que te acerca el cielo.


La que no exige nunca pequeñas cosas: solo tu alma y el ritmo acelerado de tu respiración.


La patria que no tienes ni la quieres, la madre generosa que te libra de ese vivir sumido en el fervor mezquino que son todas las patrias.

La luna llena de tus noches sonámbulas y de tus noches tristes.

La madriguera, el pensamiento libre, la desazón, la alegría de pronto, la imposible esperanza.

La calle donde fuiste lo que aún no has llegado a ser del todo. Lo que ya no serás.

Las cintas de palabras volando por el aire desde Moncloa a Sol, 
de Alvarado a la Prospe, Plaza del 2 de mayo, Bilbao, Príncipe de Vergara (antes General Mola), López de Hoyos, Corazón de María, 
Martín Martínez, Nieremberg, el Parque de Berlín...

El metro atiborrado que jamás se detiene en la estación fantasma.
El tiempo fugitivo y su imposible crónica infinita.

El agua fresca de la amistad a sorbos, el árbol legendario de los sueños, la vida inacabable de los otros.
Los parques, los cines, los museos, los cafés, los garitos, las terrazas.

La carne rota. El desapego. La mugre. La insolencia.
Los perros. Los ancianos. Las palomas. Los mendigos.

El territorio breve donde vive el amor y es cada día.
Y donde cada tarde la luz le abre caminos a la muerte.

Ciudad frontera, ciudad arrebatada, ciudad interminable.

Y todas las leyendas y todas las heridas y todas las muchachas que ríen al pasar.

Madrid: fundada sobre el agua.

Madrid, la palabra que ocupa ya todo lo que ocupa la palabra ciudad.


Imagen superior

De Madrid al cielo 2.0 by Domingo556 / © Some rights reserved.

Tomada de la Galería del autor en flickr

Rescatada de los Arcones de La Posada.
Primera publicación: 14/5/2010 a las 22:30.





jueves, 11 de mayo de 2017

Las palabras de Marvin


                   Qué inmensidad de tópicos errantes,
                 amenazan con sepultarlo todo
                 bajo una gruesa capa de tocino
                 mental y perezoso, la costumbre
                 de dejar de pensar, que sea el sebo
                 el que arrope las carnes de la vida,
                 y el pienso rumiado en los pesebres
                 donde todo está bien desde hace siglos
                 el que nos alimente y dé cobijo,
                 en su unívoco torque duradero,
                 a tanta pesadez de vida vana.



Poema probablemente escrito por Marvin (Nellie, en la vida real, aunque ya fallecida), el bulldog y «crítico literario» que, en cierto modo, es el antagonista de Paterson, la pequeña y hermosa película de Jim Jarmusch, que ha dividido en dos partes antagónicas y poco menos que irreconciliables la opinión de la crítica. 
Sentado en su sillón de orejas, desde donde lee con gran parsimonia el mundo, estos podrían ser los versos a los que el can parece estar dando vueltas entre sus belfos, no sabemos si por alusión a los poemas que escribe su dueño-consorte y rival —en cuyo caso, su crítica sería injusta y claramente malintencionada—, o por referencia a cualquiera otra de sus lecturas. 
La imagen corresponde a los instantes previos al momento justo en que el can decide hacer su propio y definitivo «comentario crítico» de la obra que aquel, en los ratos que le deja libre su trabajo de conductor de autobús, va escribiendo en su libreta. Y no digo más, que hacerlo sería desvelar mucho. Aunque apenas se entienda nada. 
Ajá.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Agua rota

Lluvia, fotografía de Tadashi Onishi.

En un rumor de agua rota.
Un rumor de rota en agua.
 Rumor de en un agua rota.
De un rumor en rota agua.
Agua en un rumor de rota
 Rota de agua en un rumor.


(Frase dada, la primera, de Aramburu:
Viaje con Clara por Alemania, pg 10).


sábado, 6 de mayo de 2017

Naves se van

Rob Gonsalves: «En busca del mar».

Naves, son dioses ilusos, Ulises. Oídnos. Se van. 
Naves a dar a la rada se van.

(XXX, 8:37; AJR, 8:21 Palíndromos ilustrados, LXI, LXII)

viernes, 5 de mayo de 2017

Bolaño en clave poética

Roberto Bolaño a la conquista del mundo. Foto de M. Urbano.

La conversión de Roberto Bolaño (1953-2003) en una estrella —lo que, en términos mitográficos, podría denominarse su «catasterización»— es uno de los sucesos más relevantes ocurridos en la literatura en español en las últimas décadas. El valor objetivo de su obra, la generosidad minuciosa con que trabajó en los últimos años de su vida, el fervor contagioso de sus lectores y cierto morbo añadido por las disputas familiares póstumas, todo ello ha contribuido a engrandecer su figura y a multiplicar su presencia en foros y mercados internacionales hasta extremos que parecen impropios de nuestro complejo, bullente y fugitivo mundo. 

Paradójicamente, ese éxito extraordinario puede ser también el mayor contratiempo para que la obra de Bolaño llegue a ocupar el lugar que verdaderamente le corresponde en el contexto de la literatura hispánica. Algo parecido al fenómeno conocido como «morir de éxito», de exceso de habladurías, pero de carencia de conocimiento. 

Hace un par de años, la hoy casi exangüe Casa del Lector le dedicó a Roberto Bolaño una amplia exposición que fue parcialmente recogida en una hermosa publicación monográfica con datos, semblanzas y aproximaciones a diferentes aspectos de su vida y su obra. Se ilustraba con una pequeña selección de fotos de los muy numerosos materiales allí expuestos.

Recuerdo bien de aquella visita, y puedo refrescar ahora hojeando el librito, un aspecto que me llamó poderosamente la atención al ir recorriendo los distintos capítulos en que se organizaba la muestra: la importancia que en todo momento el escritor concedió a la poesía, a la visión poética del mundo e incluso a la escritura poemática, pese a haber sido su perfil triunfante claramente el de un narrador, un contador de historias.

Por lo que sabemos de su vida y por los materiales expurgados tras su muerte, parece claro que la búsqueda poética no sólo fue el primer detonante de la vocación literaria de Bolaño sino que siguió siendo el principal horizonte de su creación, y al que dedicó de forma directa el empeño de los escritos agrupados bajo el título de La Universidad Desconocida, junto con obras de más difícil asignación genérica, como Amberes

Y es que, precisamente, son la insuficiencia convencional de los géneros y lo absurdo del férreo establecimiento de establos entre las distintas manifestaciones de la escritura, entre otros tics de retórica clásica, algunos  de los tópicos o prejuicios que la obra de Bolaño combate y que, en muchas de sus textos, consigue derribar con lo que sin duda puede considerarse una escritura de estricto sentido poético, y legible, por tanto, como poética. «Cuando la apuesta era a vida o muerte (...), lo que escribí era poesía», llegó a declarar.

Olvido García Valdés dedica a este tema, en la publicación citada, un amplio texto que permite argumentar la intuición que a menudo me ha asaltado leyendo a Bolaño: la de estar en la cercanía de alguien con una extrema sensibilidad poética, alimentada además por una sintonía y asimilación de las creaciones de autores como Lautréamont, Baudelaire, Rimbaud, Poe, Vallejo, Borges o Parra.

Ese texto, que reivindica a Bolaño como poeta, va precedido de este poema suyo (tan explícito):

Poetas troyanos
Ya nada de lo que podía ser vuestro
Existe

Ni templos ni jardines
Ni poesía

Sois libres
Admirables poetas troyanos

Hay que seguir leyendo a Bolaño. Aprendiendo de su generosa entrega a la creación verbal. Sin cortapisas ni restricciones.

Una aproximación muy recomendable es este documental de RTVE, de 2010, con las opiniones de Vargas Llosa, Gimferrer, Villloro, Herralde, entre otros: 
http://www.rtve.es/alacarta/videos/imprescindibles/imprescindibles-20101021-2205/908584/

(Publiqué una primera versión, más reducida, de este artículo en mi muro de Facebook el 28 de abril de 2017, al cumplirse los 64 años del nacimiento del escritor chileno-mexicano-español).

miércoles, 3 de mayo de 2017

Día

Amanecer en Los Cancajos, isla de La Palma. AJR.

Y al final es el día, mariposa
que sólo vive un día,
el que segrega un hilo de seda transparente
y nos deja en las manos,
entre los largos dedos de nuestra soledad,
un mínimo torrente de tinta caprichosa
y una pequeña estela de pan blanco.
Y así puede tener lugar de nuevo
el milagro de la continuidad.

Oh, memoria, memoria, melodía,
luz interior que cada día te alzas,
desde el fondo marino de nuestros corazones,
para crear el mundo.

martes, 2 de mayo de 2017

Vencejos

Vencejos en el cielo de Madrid. Foto de Enrique Fidel.

Pasadizo de lluvia
(De abril a mayo)

Vi ayer volando todos los vencejos,
incluso los leídos en los libros,
en las enciclopedias,
los vistos en el cine, 
                                    en los tebeos,
en los cuartos de juego,
los que aún viven
en las ilustraciones
de aquel álbum de cromos olvidado,
los soñados o sólo presentidos
en la troje olorosa de mi infancia.

Igual que entonces,
la tarde se ha llenado de vencejos.
Y con ellos ha venido una lluvia,
minuciosa y distinta,
que ya no va a parar.