miércoles, 28 de mayo de 2014

Amor, bala, broma


Al volver sobre sus pasos, en medio de la pista central y ante la expectación unánime del público, el mago fue sacando del sombrero lo que parecían ser los restos desordenados de su último insomnio: un corazón al rojo vivo, un matasuegras y, quién lo diría, una... oveja.



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