viernes, 24 de enero de 2014

eXcritura


La escritura se parece mucho al sexo: 
el deseo la mueve y la imagina, 
le descubre posturas y fronteras 
que parecen estar
al borde de la zona respirable 
y más allá del horizonte.

Pone en marcha caravanas de dioses 
y de cuerpos 
sombreados por la misma calígine, 
luz dispersa girando 
sobre el mar 
de la página 
y los rostros.

Se inventa descubriendo
sus propios manantiales 
y otras fuentes 
que deben ser calladas.

Se extravía en los signos 
y en los símbolos: 
un botón sonrosado, un dulce lóbulo, 
la palabra que vale su misterio, 
promontorios y abismos insondables.

Alza los velos últimos 
del templo oculto en la espesura
y descubre los ojos transparentes 
de la pequeña muerte 
con que el dios de la dicha  
oculta su sonrisa.

Y al igual que el amor o solo sexo
revelación del tiempo irrepetible, 
memoria poderosa de la fugacidad de todo paraíso, 
la escritura a menudo naufraga en la tristeza.




Imagen tomada de El escondite de las palabras.



Entrada recuperada de los baúles de la Posada.
Primera publicación: 21/07/2009 20:04.

1 comentario:

cristal00k dijo...

Sean como sean, vengan de donde vengan ¿qué haríamos sin ellas?
"Y al principio fue el verbo..."
Bellos versos Alfredo.